De Armas de sueño y cuerpo
Plaquette número tres de Revista Pandero
Rota (Cádiz), 1979
REHUSO LA RAZÓN
Que no dejen entrar su cuerpo hermoso
hasta la paz tranquila de mis sueños;
que su rostro se nuble de mi lado
dando espacio al vacío del olvido;
que su alegría no entristezca mi paso
y que su luz de espigado narciso
no se vuelva tiniebla entre mis manos,
ávidas de abarcar su geografía.
Pero que estés ahí, que te sienta
como el aire feliz de mi garganta,
presente y necesario
mas todavía inofensivo amor,
gentil en sus caricias y alimento
de libertad y vida.
Y es que ha sido insensato
estar un día entero sin encontrar tus ojos
por todos los caminos de mi paso;
sin sentir tu sonrisa, tu movimiento
de genio adolescente, tu apetito sin par,
tus palabras de sol, tus gestos no aprendidos
que visten los rincones de mi casa.
Así que vuelve y vete y no te vayas más,
pero extiende tus alas, acelera
el fluir de la sangre por mis venas.
Aunque sólo pretexto, tu existencia
es fuerza de clamor para la tibia
monotonía constante de mi duda.
Y PASASTE DEPRISA
Mejor que no lo entiendas,
que tan sólo el deseo,
siempre imprevisto,
siempre renovado,
sea tu realidad más inminente.
Desde el azul cautivo de tus ojos
una burla del mundo te aparece
y piensas: no es la hora,
no puedo detenerme.
Y agitas todo el cuerpo
hoy tostado de sol y de manos furtivas
y vives; pero dices que es sueño
y que no quedará Ibiza
entre tus labios. Aspiras
aún más fuerte el olor del verano
y recorres los cuerpos
dejando tibio el sabor de tu boca
en la forma perfecta
de un bello dios adolescente.
Y así te irás, seguro de ti mismo
y satisfecho de todos tus momentos,
porque la isla te ha dejado jugar
a que puedes ser libre. En tus brazos
y en el azul del cielo, mar y en tus ojos continuos
hay signos inmortales que lo perdonan todo,
hasta esta ausencia que viste soledades,
noches preñadas de recuerdos,
camas de abrazos rotos que no me duelen ya y un regusto de piel como amor o deseo.
ARAÑANDO EN EL VIENTO
He destruido la palabra de mi canto;
hoy no tiene sentido
alumbrar ecos, poemas, intenciones.
Te lo aseguro, tengo un cansancio
tan triste por los ojos
que todo lo perdono,
hasta el destino, que se empeña
en seguir adelante.
Es el final del tiempo, octubre,
y un domingo que escarba soledades.
Todo gris, repetido por giros
y alusiones al ser de aquí y estar
pero marcharse, aunque los pies insistan.
Tanta pereza terminará irritándome.
No puede ser, espero un nuevo día
y me llegan ya viejos, agotados.
O quizás me da igual, pero no basta
el saberte vencido; los ojos van ausentes
y sólo la nostalgia los ocupa.
Mentira, porque estas líneas
no son más que impostura;
hago trampas para llenar un hueco
de mi historia y mañana
pensar que lo intentaba, que al menos
mi poesía es sincera, testimonio,
razón de ser, tan pobre.
Y para que lo sepas, escribiendo
sólo me justifico, y a veces me da pena
al leerme en los años que solamente ésto,
vanas huellas de humo, sea el fruto de mi vida, lo más auténtico, aunque esta tarde me resulte tan
falso.